Vino la calaca
a la escuela visitar,
donde labora la maestra que acaban de cambiar.
Venía por todos, se los quería llevar,
pero al ver los problemas
ella prefirió ayudar,
faltaba comunicación,
la muerte nos comento.
Se dispuso a dirigir con un diálogo,
pues quería predicar
lo que tanto se divulga,
que es lo que hay que enseñar.
Padres, madres, maestros y alumnos,
cada quien con sus ideas,
se animaron a escuchar,
lo que la muerte quería y
apoyaron sin cesar.
Habiendo tropiezos, siguieron,
para poco a poco resolver,
lo que con tanto esmero, deseaban obtener.
La flaca se despidió, porque tenía miedo,
que el huracán que llegaría,
provocara una inundación.
Así que decidió, las clases suspender,
para no salir en lancha,
ya solamente, correr.
No estoy preparada para esto, nos dijo la muerte,
con toda la intención
de salir corriendo,
el próximo año vuelvo,
a llevarme al maestro que sabe repostería,
pues quiero que me enseñe,
un poco de su cocina.